Al reflexionar sobre la compleja tarea de compartir la perspectiva existencial-fenomenológica, me ayuda recordar que se trata de entrar en el mundo de la experiencia, el cual tiene una lógica distinta al mundo de los objetos y de la ciencia.
En este mundo experiencial, no intentamos llegar a UN ÚNICO resultado o respuesta, eso se lo dejamos a los científicos.
Nosotros buscamos entrar en el universo infinito de los posibles significados. Y descubrir cuáles de ellos nos son más valiosos a cada momento, y cuáles podrían consistir en un estorbo (aunque curiosamente suelan ser los más aceptados por nuestra cultura)
La tarea al intentar compartir la perspectiva existencial , no es asumir el papel del que “sabe”, ni el que “conducirá por el bien camino”
La tarea es ACOMPAÑAR, en el camino, como si fuéramos alguien que ha caminado varios caminos, pero este camino preciso, el de cada uno de ellos frente a ese texto, ese tema, ese autor; en este momento, con este contexto específico... es ÚNICO.
De tal manera que no importa cuanto hayas repasado un tema, al acercarte a esa nueva situación con ese “viejo” tema, se convierte en un nuevo tema una vez más.
Puedes verlo como una nueva aventura que ni tú interlocutor ni tú saben a dónde los conducirá.
Y entonces no te tienes que presionar a “saber” el tema. Basta con que tengas la seguridad de que estás disponible para recorrer el camino de las preguntas, de la incertidumbre, del descubrir juntos, de problematizar, de llegar a nuevas respuestas y... de volver a dudar de las mismas.