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Reflexiones sobre el amor. Una mirada Existencial-Fenomenológica.

Actualizado: 4 nov 2020


Recientemente mantuve un interesante intercambio con la presidente de la delegación de Ecuador de la ALPE (Asociación Latinoamericana de Psicoterapia Existencial), sobre la temática del amor. Y aunque por supuesto que se trata de un tema sobre el que se podría decir muchísimo, y cualquier texto que realizara se quedaría necesariamente corto, decidí compartir en mi blog parte del intercambio con Anita, ya que creo que puede motivar más reflexiones compartidas.

Compartiré a continuación algunas de mis perspectivas en esta cuestión, opiniones que surgen de la mirada fenomenológica-existencial.

Recientemente he estado investigando mucho al rededor del asunto del amor. Preparé un curso de 6 horas sobre "La Perspectiva Fenomenológica-Existencial del Amor", y el tema me ha parecido apasionante, así que estoy decidido a seguir investigando y quizá algún día escribir un libro sobre ello.


Para empezar, aunque en estricto sentido podríamos hablar de

muchas y diversas formas de amor

(como el amistoso, el fraternal, de o hacia los padres, hacia alguna idea o hacia Dios, etc.), muchas personas se conectan de inmediato con la idea del amor en pareja, por lo que puede ser la forma más común sobre la que se reflexiona en este interesante tema.

Podríamos hacernos muchas preguntas. Algunas de las más comunes que me he encontrado al impartir el curso al que hice referencia anteriormente son:

¿Que es el "amor verdadero"?

¿Cómo sabré si el amor se "ha acabado"?;

¿Cómo saber si se trata de un amor "disfuncional" o "tóxico"?;

¿Cómo recuperarme de un amor perdido?;

¿Es posible amar a más de una persona al mismo tiempo?;

Entre muchas otras.

Se trata de preguntas inmensas, para las cuales quizá haya múltiples respuestas posibles y, a la vez, quizá ninguna completamente satisfactoria o válida para todos los casos.

Personalmente, no estoy de acuerdo con Yalom en su idea de que "la soledad es necesaria para la relación 'sana' con el otro". Me parece que eso es incluso un contrasentido.

Para empezar, los seres humanos no podemos estar solos jamás. Estamos hechos de relaciones, desde que nacemos formados por dos células de dos personas distintas (papá y mamá), hasta todo nuestro desarrollo como ser/siendo-en-el-mundo.


Durante toda nuestra vida estamos en relaciones con los demás. A veces más cercanas y en otras ocasiones más lejanas. De tal manera que no creo que sea posible, y mucho menos válido ni valioso, recomendar "vivir la soledad o experimentar el aislamiento".

Cada un@ de nosotr@ se va creando a partir de los encuentros con l@s demás. De tal manera que la mejor forma de aprender a estar en pareja es aprender a estar con los demás, de formas que respeten a cada una de las partes de esta relación, que es siempre primaria con respecto a la supuesta "individualidad".

Aprender a estar con otros significa, desde una mirada fenomenológica-existencial, experimentar con el misterio de los diferentes ritmos y estilos que todos tenemos de acercamiento -- retirada, lo cual solo puede darse a través de la relación con los otros.

No creo que esté bien dicho que haya relaciones de pareja que "inician por escapar de la soledad". Me parece que hay personas que se sienten desesperadas por no poder tener encuentros amorosos y profundos, donde las personas se respeten unas a otras y se interesen por el desarrollo y bienestar mutuos. Lamentablemente estas personas, en su desesperación (que es por otro lado, profundamente comprensible) terminan acercándose a estilos de relación donde generan mucho sufrimiento a los involucrados, o por lo menos a sí mismas. El problema aquí no tiene que ver, desde mi perspectiva, con una supuesta "huida de la soledad", sino más bien con un anhelo íntimo y ansioso por el encuentro. En este aspecto me parece que Yalom asoma raíces que surgen de la "Hermenéutica de la sospecha", donde las acciones de las personas son tendientes a ser vistas desde una postura que las juzga y reprueba, y no desde el interés de comprensión de su vivencia.

Tampoco creo que podamos hablar de un "amor sano" o un "amor enfermo". Me parece que es importante asumir una postura que no caiga en la tendencia del modelo médico a querer verlo todo desde la óptica de la salud-enfermedad. El amor no es jamás ni sano ni enfermo.

El amor es una experiencia humana inmensamente compleja.

En ocasiones nos resulta satisfactoria (aunque sea sólo momentáneamente), y en muchos momentos parece no serlo.

Comúnmente la experiencia humana es como un entramado de situaciones, ninguna situación es "única" o "pura", sino que siempre está mezclada e interconectada con muchas otras experiencias más. Así que el amor puede mezclarse con miedos, rencores, pasiones insólitas, inseguridades, hábitos (tanto constructivos como destructivos), etc.

Asimismo, la compañía y el soporte emocional son aspectos comunes y, me gustaría decir, maravillosos de una relación de pareja. Por lo que no creo que tengan que ver con una relación YO-ELLO. De la misma manera, como nos lo enseñó Sartre, no podemos esperar recibir amor de los objetos, sólo podemos recibir amor de los sujetos, por lo que no creo que "esperar recibir amor de alguien" lo convierta a este en un "objeto". El otro tiene que ser reconocido como sujeto para tal expectativa. Después de todo, sólo los sujetos aman. De un objeto no podemos esperar recibir amor.

Ahora bien, el mismo Buber comenta que la Experiencia YO-TÚ no puede sostenerse todo el tiempo. "Todo Yo-Tú está condenado a convertirse en un Yo-Ello", por lo que es perfectamente esperable que una relación amorosa tenga una buena cantidad de Yo-Ello. De no ser así, estaríamos condenados a que nunca reconoceríamos a nuestra persona amada. Necesitamos del Yo-Ello para recordar su rostro, para reconocer su voz entre la multitud, para recordar lo que le gusta, para saber qué regalarle en su cumpleaños... y un muy largo etcétera.

El Yo-Tú y el Yo-Ello son palabras/posiciones que se intercalan en toda relación humana,

a veces con mayor tendencia del Yo-Ello; y en algunas ocasiones este desequilibrio llega a niveles que a Buber le preocupaban (pero otros autores, como Levinas, creían que dicho desequilibrio es necesario). Es decir que no existen las relaciones humanas que sean exclusivamente Yo-Tú. Una relación exclusivamente Yo-Ello sería equivalente a una relación peor que autista. Una relación de pareja podría (y quizá sería deseable) vivenciar un equilibrio dinámico y en flujo de Yo-Tú/Yo-Ello. Donde la clave está en mantenerse abiertos a regresar a una "actitud realizadora", una actitud abierta a seguirse descubriendo mutuamente.

Por otra parte, muchas veces las personas tienen más claro lo que esperan recibir que lo que pueden ofrecer. Más creo que lo que podemos ofrecer solo puede ser descubierto en la relación con el otro. Es el otro el que me aclara lo que tengo para ofrecer; es el otro quien en su necesidad de lo que espera recibir de mí, me va clarificando lo que puedo ofrecerle; ya que estamos hechos de relaciones, es la relación con el otro la que me revela lo que soy y lo que puedo o quiero ofrecerle. Yo no puedo ofrecer lo mismo en una relación que en otra. En cada una de mis relaciones soy capaz y deseo ofrecer aspectos distintos. El dar y recibir no son dos aspectos separados. Se construyen el uno al otro.

El amor no puede ser reducido meramente a una emoción.

Es mucho más complejo que eso.

Por supuesto que tiene un fundamento emocional, pero también tiene fundamentos bioquímicos, corpóreos, sociales, históricos, culturales... y si, de acción. Para muchos teóricos de la fenomenología-existencial, el amor implica una decisión (situación volitiva), y para muchos otros implica también una toma de postura, una acción-en-el-mundo.

Por lo mismo, no creo que exista un "amor utilitario" como tal. Un amor desde una postura Das Man (siguiendo el término de Heidegger), sería lo más próximo a hablar de un "amor utilitario", mas la clave en este es que el amor no es "utilitario", si no que la persona o personas a las que se les deposita se convierten en "intercambiables" o "anónimos" que simplemente cumplen una función. Entonces, no se trata de un amor por utilidad, sino de un amor dirigido hacia quien o quienes cumplen una función. Al decirlo como "amor utilitario", la palabra "utilitario" funciona como adjetivo que califica al amor. Mientras que en realidad a quien tendría que calificar la palabra es al rol que la persona o personas realizan para quien ama.

Todo amor, es una experiencia de lo "nuestro" aun cuando sea unidireccional, el amor manifiesta una experiencia de apropiación (no en el sentido de posesividad, sino de re-creación íntima de la identidad).

Me gusta mucho lo que escribes al final sobre "amar-amando" (me refiero a Anita, a quien le respondo en este blog), ya que es un buen recordatorio de que amar es un verbo, el amor se hace ("hacemos el amor"), y que cuando meramente se nomina, se habla de él, puede hacerse desde una posición muy poco amorosa.

También me parece una maravillosa invitación la que haces al final sobre "animarnos a probarlo", ya que podemos probarnos a sentirnos "enamorados del mundo y de la vida".

El amor puede ser una forma de estar-en-el-mundo.

El filósofo alemán R. Safranski comenta que para él la Fenomenología-Existencial es una forma de permanecer enamorados del mundo, ya que es una manera de mantenernos abiertos, a seguir sorprendiéndonos por el misterio de la existencia, y de mantener vivo el interés por profundizar en la comprensión de los eventos y fenómenos que acontecen cotidianamente. (Safranski, R. (2006) Heidegger y el comenzar).

Saludos, Si te gustan estos temas y quisieras estudiar la Perspectiva Existencial, en Ciudad de México ofrecemos especialidad, maestría y formación en la mirada Existencial-Fenomenológica. Mayor información ingresa a: www.circuloexistencial.org

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